CONOZCA ETEN, EL PUEBLO QUE CELEBRA A SUS MUERTOS

Foto: billyques.blogspot.pe
(Andina) En Ciudad Eten, como se llama oficialmente este distrito de la provincia de Chiclayo, en Lambayeque, pervive la tradición de rendir culto a los muertos. Los pobladores no solo concurren a los cementerios, sino que organizan una celebración que dura dos días.

El 2 de noviembre, Día de los Muertos, casi la totalidad de la población de Eten participa de las actividades en homenaje a sus muertos.


La ceremonia se inicia en casa de los mayordomos, que son personas elegidas cada año por las cofradías locales, entidades encargadas de preservar las tradiciones de Eten. Los mayordomos deben tener solvencia económica y ser personajes notables de la ciudad y deben ofrecer lo mejor a todos los invitados que llegan incluso de comunidades distantes.

Todos los años estas cofradías eligen a tres mayordomos que se encargan de hacer todos los preparativos en el cementerio, en la capilla y en la procesión de la imagen de Jesucristo Yaciente, que es transportado del cementerio como si se tratara de una persona recientemente fallecida y en el que participa toda la comunidad.

Como en otros pueblos del Perú, estas celebraciones combinan rituales católicos con tradiciones prehispánicas, como el mochica.


En el cementerio los tres mayordomos y sus invitados realizan ceremonias por separado. Cada grupo va acompañado de bandas de músicos. A los asistentes les obsequian estampas y unas pequeñas bolsitas de tela que contiene tierra, posiblemente ofrendas simbólicas.


Los deudos participan también de la ceremonia, unos llevan flores, otros llevan ofrendas y los lugareños hablan con sus parientes fallecidos, les cuentan sus problemas, sus alegrías.

En el cementerio se aprecia también la presencia mujeres dedicadas al rezo y al llanto, conocidas también como “lloronas” o plañideras. Ellas van pasando de tumba en tumba ofreciendo sus servicios que tienen gran demanda.

Luego de esta ceremonia, todos los asistentes se dirigen a la casa del mayordomo para participar del banquete que comienza con el desayuno y que continuará sin interrupciones hasta el día siguiente, en el que ofrecerá un almuerzo. En la reunión participan también los músicos que interpretan canciones festivas.

En la procesión de Jesucristo Yaciente la imagen está dentro de un ataúd de cristal. La imagen es conducida a la Iglesia del pueblo para que lo guarden hasta el año siguiente, donde nuevos mayordomos darán inicio nuevamente las celebraciones por el Día de los Muertos.

Además de estas ceremonias principales, en cada vivienda de Eten el poblador da como ofrenda al visitante una calavera de plástico o una estampita con la imagen de la Señor de la Buena Muerte y el Señor de las Ánimas Benditas. En sus casas, los etenanos mantienen las velas encendidas ante la figura de un esqueleto con su guadaña.




Pero esta no es la única tradición que tiene Eten, algunas historias están relacionadas con su origen Mochica, como pueblo de pescadores y artesanos, y su fuerte devoción católica que presentaremos en otros informes.

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