LA INCAPACIDAD MORAL PARA GOBERNAR


(Expreso) Un gobierno atrincherado en el cumplimiento de una política de educación, cuestionada por perversa en todo el mundo y por la propia población peruana, revela el compromiso que tiene con la red de corrupción internacional que la promueve como herramienta de transculturización con fines de dominación económica.
El modelo es muy claro: máxima liberalización de la economía con el “uso” de trabajadores sin derechos, sobreendeudamiento del Perú pro sometimiento sin objeciones al sistema corrupto de la globalización, remate de las riquezas naturales a las transnacionales que gozan de privilegios por el Convenio de trato de empresas transnacionales, que la OCDE le hizo firmar al Perú; legislación coercitiva contra la población, desde normas tributarias inflexibles, en “cumplimiento de los estándares y recomendaciones de la OCDE” (Ver Ley 30506, art. 2 inciso a.7).
Y como esto no podría durar sin una rebelión popular, está en la médula espinal del modelo, la quiebra de la fortaleza moral de la nación, por medio de la ideología de género, inventada para dominar a la humanidad en aras de una falsa igualdad y una perversa “libertad”.
De ahí que a esta ideología de antivalores le hayan agregado la prioritaria legalización del aborto, de la marihuana “con fines medicinales”, a sabiendas que fue causante del deterioro intelectual y moral de toda una generación mundial en los años 70, porque impide la formación del ADN de las células y bloquea su sana reproducción; la eutanasia; el matrimonio homosexual; la adopción de niños por parejas del mismo sexo; el cambio de sexo por hormonas químicas y operaciones quirúrgicas; el suministro de anticonceptivos y píldoras abortivas a las niñas; la manipulación de las vacunas para esterilizar a los niños; y hasta la promoción de la pedofilia, como falsos y aberrantes “derechos humanos”.



La insistencia de seguir adelante con el modelo destructivo y entreguista de nuestra nación, por parte de este gobierno, prueba que carecen del requisito esencial para gobernar que establece la Constitución en su artículo 113.2, haciendo co-responsables a los ministros en su art. 128, por una razón, ministros que apoyan a un presidente en políticas públicas en evidente perjuicio de la nación carecen de capacidad moral para gobernar igual que aquel.
El Congreso tiene en sus manos el destino del Perú, si permite estos crímenes de Estado o asume la defensa de la integridad de nuestra nación.

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