CÓMO MEDIR EL COEFICIENTE INTELECTUAL DE TU HIJO

  • ¿Podemos medir la inteligencia con una fórmula? Muchos opinan que no, puesto que las habilidades emocionales y otras funciones claves son fundamentales, y no salen en los tests.


El coeficiente intelectual (CI) es una puntuación que se obtiene luego de aplicar un conjunto de test estandarizados para medir las habilidades cognitivas de una persona con relación a otras de la misma edad. Sin embargo, estos coeficientes no siempre son indicadores de un buen desempeño futuro, ya que no definen ni anticipan el éxito. Está demostrado que, además de las capacidades intelectuales, se requiere un equilibrio emocional que permita su fluir positivo.
El coeficiente intelectual (CI) es una puntuación que se obtiene luego de aplicar un conjunto de test estandarizados para medir las habilidades cognitivas de una persona con relación a otras de la misma edad. El sistema, generado en Estados Unidos hace más de cuarenta años, quedó anticuado como forma de medición: no se actualizó del todo. Mide ciertas capacidades de razonamiento y de lógica que hoy por hoy no incluyen completamente lo que se debe medir para decir cuál es el coeficiente de inteligencia de una persona.
A nivel internacional el CI y su medición tradicional ha sido bastante cuestionado, hay consenso en ese sentido. Un buen resultado no siempre es indicador de un buen desempeño futuro ya que esta medición no define ni anticipa el éxito. Vemos personas que fueron medalla de oro en la Universidad y luego no necesariamente alcanzaron carreras brillantes o desarrollaron, incluso, una vida profesional limitada.
Para aggiornarlo deberían agregarse una variedad de aspectos mucho más importantes que los que se han medido con el CI, como niveles de liderazgo emocional. Esto no se medía antes porque no tiene que ver con lo meramente intelectual.
Un individuo inteligente no es simplemente alguien que maneja un vocabulario con fluidez, comprende rápidamente lo que lee, resuelve cálculos con habilidad y toma las decisiones correctas. Un individuo inteligente es capaz de hacer todo esto y, además, tiene sensibilidad para captar lo que ocurre emocionalmente en su interior y a su alrededor, flexibilidad para comprender y aceptar el punto de vista de los demás, capacidad para enriquecer su propia vida mediante el desarrollo de sus propias habilidades intelectuales e interpersonales, rapidez para encontrar las relaciones entre los hechos y tomar decisiones exitosas.



Si bien aún no se sabe a ciencia cierta cuáles son los factores que determinan la inteligencia de un individuo -de hecho, este continúa siendo un tema de intensos debates-, hay coincidencias en cuanto a que la inteligencia depende de un conjunto de factores que pueden resumirse en los siguientes grupos: anatómicos, genéticos, ambientales y emocionales
Hay mucha gente que todavía habla del CI, para referirse a capacidad, que está anclada en lo que fue y está dejando de ser. Pero cada vez se apela más a otro tipo de evaluaciones más amplias. En un caso concreto: yo hice un diseño de proceso de neuro selección de personal para directivos de empresas. Me pidieron que evalúe a siete candidatos. Luego del proceso de evaluación, todos se fueron a quejar de que el proceso de selección estaba mal hecho porque 'los puse nerviosos'. Y así fue porque conozco la empresa y las dificultades que existen entre las dos partes propietarias, entonces quise medir su capacidad de superar el estrés y responder adecuadamente, porque en ese escritorio, les van a tirar con piedrazos. Entonces, lo que tengo que medir no es la capacidad intelectual en un laboratorio aséptico sino en un contexto difícil.



¿Qué tenemos que evaluar de las personas para que sean exitosas?Deben superar instancias que los condicionan en el comportamiento. Si estoy estresado, tengo un cerebro gibarizado funcionalmente: por mas que tenga las capacidades, no las uso.
Un operario que peleó esta mañana con su mujer o tuvo un altercado en el tránsito es una persona que no está en condiciones normales para una tarea de riesgo. Ahí hay que aplicar técnicas de reequilibrio de la persona: técnicas de relajación al ingreso o en cada descanso, meditación. La apuesta de largo plazo es el entrenamiento para que las personas tengan una rutina de respiración o ejercicios que les permitan no ser tan permeables al estrés.
Focalizando, por ejemplo, en los adolescentes: un contexto conflictivo genera consecuencias que pueden derivar en bloqueos pasibles de anular las capacidades intelectuales. El niño es mucho más sensible que un adulto a los contextos de conflicto. Incluso puede derivar en consecuencias perjudiciales para su formación, a raíz de la epigenética negativa que generan esos contextos no deseados.
El estrés que genera un contexto emocionalmente perjudicial no sólo bloquea cualquier capacidad intelectual que pueda tener el niño, sino que además lo afecta a futuro acumulando bloqueos. Más tarde, aún en estado adulto, pueden transformarse en bloqueos automáticos, destruyendo a largo plazo la capacidad intelectual. Es claro, entonces, que el CI es solo un aspecto del todo en la psiquis de un ser humano.
Para finalizar, podemos hacer hincapié incluso en la manera de formarse: hoy no sirve hacerlo estudiando fórmulas, porque todo el conocimiento de la humanidad cambia por completo cada dos años. Queda obsoleto y se renueva cada vez más rápidamente. Entonces, todo el proceso tiene que ver con capacidades que brinden la posibilidad de aprender a aprender y no de repetir contenidos generados por otro.
Hay que cambiar la metodología para que la persona sea capaz de generar creativamente soluciones, sin repetir soluciones antiguas. Eso, en la evaluación del CI tradicional, queda lejano.

Fuente: Clarín

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