Fuente: Cromos |
Hay quienes sostienen que lo que hace falta hoy es ser un poco más severos con nuestros hijos como lo fueron nuestros padres, pues los menores no obedecen porque no se les trata con “mano dura” como en el pasado, con la firmeza, que es preciso rescatar, también es claro que los golpes, insultos y castigos de antes eran comportamientos abusivos y hoy lo único que lograría sería convertir la casa en un campo de batalla. Además, una actitud tirana, como la de hace unos años, deteriora la relación con los hijos, y suele llevarlos a que algún día se rebelen con más fuerza.
El jardín 'El Rincón Del Tercer Puente' promueve desde sus aulas que hoy sea más claro que el objetivo de la disciplina no se enfoque simplemente que los hijos obedezcan por temor a ser castigados, sino que sean personas responsables, es decir, que actúen y se controlen porque saben que tienen que enfrentar las consecuencias de los actos. De tal manera que la disciplina de hoy, en lugar de procurar que los niños hagan caso a las personas con autoridad porque tienen el poder, de promover que los hijos actúen como es debido porque han aprendido que obrar en forma indebida implica tener que enfrentar consecuencias lamentables, o por lo menos desagradables.
Para esto en primer lugar hay que fijar las normas de conducta que se espera que se cumpla en el hogar y las sanciones que se aplicarán si se incumplen. En segundo lugar, hay que explicársela a los hijos en forma clara. Por ejemplo, si el niño no quiere venir a cenar cuando se le llama hay que recordarle que la norma de la casa es de quien no llega a tiempo a la mesa “lo deja la cena”. El niño tiene dos alternativas pasar a comer o quedarse con hambre hasta el día siguiente. Su decisión de no hacerla le traerá consecuencias (hambre) que le enseñaran a responder por sus actos, es decir, responsabilidad.
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