El escenario era justo el que Juan Carlos Osorio y la Selección Mexicana querían: un estadio completamente en contra; un rival urgido por la victoria; un panorama poco alentador, al menos por el entorno. Dentro de sí, la confianza del equipo estaba intacta. No había nada ni nadie que los sacara de ese estado de ánimo. Ni siquiera la presión del rival, las lesiones o irse abajo en el marcador. Este Tri tiene siempre una respuesta y sabe salir de los problemas. En Kazán, ante Rusia, lo volvió a demostrar.
Fuente: ESPN
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