Las tensiones se han redoblado desde que Pyongyang acusa a Washington de haberle "declarado la guerra".
Corea del Norte también declaró estar dispuesta a defenderse abatiendo bombarderos estadounidenses, en una espiral de cruces verbales belicosos con el presidente Donald Trump.
Pero, la Casa Blanca tomó la iniciativa, inhabitual, de desmentir haber abierto la puerta al conflicto con este país dotado del arma nuclear.
Horas después, en Nueva Delhi, Mattis fue tajante: "nuestro objetivo es resolver todo esto de manera diplomática".
Estados Unidos "conserva paralelamente la capacidad para hacer frente a las amenazas más peligrosas de Corea del Norte (...) pero también de "apoyar a nuestros diplomáticos para contener [la crisis] la mayor cantidad de tiempo posible a nivel diplomático", dijo.
El acento puesto sobre la diplomacia tiene lugar en plena guerra verbal entre Trump y el líder norcoreano, Kim Jong-Un, tras la sexta prueba nuclear de Pyongyang y sus disparos de misiles. El norte justifica su despliegue militar ante la necesidad de protegerse de Washington.
Por su parte, el jefe de la diplomacia norcoreana, Ri Yong Ho, convocó el lunes a una conferencia de prensa en Nueva York para replicar a una misión realizada por bombarderos estadounidenses cerca de las costas norcoreanas, y también a las advertencias grandilocuentes de Trump.
Ri se ofuscó por un tuit del presidente estadounidense, en el que advertía al régimen norcoreano que no duraría mucho si sigue amenazante. También declaró que la comunidad internacional desea que "la guerra de palabras no se transforme en verdaderas acciones".
'Absurdo'
"No hemos declarado la guerra a Corea del Norte y, francamente, tal insinuación es absurda", respondió Sarah Huckabee-Sanders, portavoz del ejecutivo estadounidense.
Los temores suscitados por los programas balístico y nuclear de Pyongyang dominaron los debates en la Asamblea general de la ONU. A esto se añade que el aumento de la retórica bélica entre ambas partes pueda desencadenar una guerra accidentalmente.
"Nadie saldría vencedor de una guerra en la península coreana, que sería todavía peor para la región", dijo un portavoz del ministerio de Exteriores chino, Lu Kang, en una rueda de prensa.
"Las provocaciones mutuas sólo pueden aumentar el riesgo de una confrontación", añadió, lamentando que "últimamente escuchamos demasiados ruidos de botas".
"Esperamos que los responsables políticos en Estados Unidos y Corea del Norte tengan suficiente sentido común para comprender que recurrir a la fuerza y a la potencia militar no es una decisión viable", agregó.
Seúl también llamó a calmar el juego. Es necesario "evitar una escalada ulterior de las tensiones o enfrentamientos militares accidentales, que podrían degenerar rápidamente", dijo la ministra de Exteriores surcoreana, Kang Kyung-Wha.
El sábado, en una demostración de fuerza, Estados Unidos hizo volar sus aviores cerca de Corea del Norte, añadiendo presión militar a las tensiones verbales.
"Desde que Estados Unidos declaró la guerra a nuestro país, tendremos todo el derecho a tomar contramedidas, incluido el derecho a derribar bombarderos estadounidenses aunque no estén dentro del espacio aéreo de nuestro país", amenazó el canciller norcoreano.
"Tenemos el derecho a volar, navegar y operar en todas partes del mundo donde esté legalmente permitido", respondió el Pentágono.
Tras esta demostración, Corea del Norte reforzó sus defensas sobre la costa oriental del país.
A nivel retórico, Kim había afirmado, entre otros, el viernes: "Castigaré con fuego al senil norteamericano mentalmente trastornado".
Trump antes le había dedicado: "(Kim) quien es obviamente un demente al que no le importa privar de comida o asesinar a su pueblo, será puesto a prueba como nunca antes".
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