- La asesora en salud asegura que, en el fondo, la clave para estar bien depende de nuestra actitud.
(Clarin) Gabriela Cosentino (42) recibió de pronto varias malas noticias respecto de su salud. En respuesta, eligió dar un giro de 180 grados en su vida y en la de su familia. Dejó su trabajo, se mudó a Punta del Este, obtuvo una certificación de coaching en Estados Unidos y escribió Health Coach Elegí Bien-Estar.
¿Qué es ser un health coach?
Es un asesor en temas relacionados con el bienestar. Para nosotros es muy importante la relación entre las personas desde el punto de vista laboral, personal y si está o no contenta con su vida profesional y cómo está su parte espiritual. También ponemos énfasis en los beneficios de la actividad física de cada uno. A todo esto lo llamamos “comida” primaria. La “comida” secundaria, en cambio, tiene que ver con los alimentos que ingerimos. Lo que nosotros buscamos es un equilibrio entre las dos “comidas”. Uno puede hacer una dieta súper sana, pero si no está contento con su trabajo o es sedentario, su vida no está en equilibrio. Sintetizando, los health coachs trabajamos en un todo, con una visión integral de cada persona.
Uno puede decirle a alguien que se ponga las pilas y haga actividad física, pero si está mal en su trabajo o con su pareja ¿va a lograr algo?
Tiene que ver con la actitud que cada uno tiene frente a la vida. Todos tenemos problemas, absolutamente todos, en un aspecto u otro. Pero lo que hace la diferencia es cómo nos paramos frente a esos problemas. Además, hay que ver si tenemos o no una actitud positiva.
¿Y cómo reaccionás vos frente a las dificultades?
La cuestión de la actitud positiva de la que hablé recién es un poco mi historia. Tuve que enfrentar muchas enfermedades: soy celíaca, tengo mucha intolerancia a los alimentos, afecciones digestivas y autoinmunes. Y ahora me encontraron algo nuevo que se llama hipoglucemia reactiva. Con todo lo que me pasó, yo podría haberme quedado en mi casa llorando, porque son enfermedades que me limitan en muchas cosas: en lo social, en la relación con mi familia y en lo laboral. Y yo me dije: “A mí me tocó esto, pero voy a sacar algo bueno y así podré salir adelante”. Desde nuestro trabajo, es lo que tratamos de transmitir. Los problemas los vamos a tener siempre, en todos los ámbitos. Pero con una actitud positiva y con hechos concretos seguramente nos vamos a sentir mucho mejor.
¿Cuándo te descubrieron tantas patologías?
-Hace cinco años empecé a sentirme mal. Pero hay cosas que no sé cuándo empezaron, no sé si soy celíaca desde la adolescencia o si se despertó hace pocos años.
Cuando los médicos te dieron las malas noticias, ¿cómo hiciste el click para dar vuelta la página y transformar la dificultad en oportunidad?
Esa es la parte que más me costó. Por eso decidí escribir el libro y ayudar a otras personas a encontrar ese punto de equilibrio, que todos necesitamos. El tema fue que los médicos me iban diciendo todos los problemas que tenía pero nadie me daba soluciones. Me derivaban de especialista en especialista, y no conseguía que ninguno me viera como un todo. Las personas somos un todo, más allá de lo que te duela o no. El médico debe ver a su paciente de una manera integral
¿Qué hiciste entonces?
Empecé a investigar esas enfermedades que me habían diagnosticado. Y encontré a una nutricionista que ponía énfasis en lo natural y me recomendó que dejara todos los alimentos procesados, los que estuvieran elaborados, tampoco podía comer verduras crudas. Fue un cambio radical: no podía comer casi nada. Y de a poco fui buscando otras alternativas, comencé a hacer reiki, fui a un homeópata; sin embargo, no había encontrado a nadie que me tratara integralmente.
¿Dónde se estudia la carrera de Health Coach?
Una compañera de colegio tenía la certificación de Health Coaching y me dijo que me convenía estudiar la carrera en los Estados Unidos, vía online. Acepté su sugerencia, terminé el curso y sentí que se me habían abierto los ojos. Aprendí muchísimo y, justo en ese momento, decidimos con mi familia mudarnos a Punta del Este. Yo en esa época tenía una consultora educativa y asesoraba sobre temas de educación. Hacía algo totalmente diferente. Fue un paso importante el que dí.
¿Fue un salto al vacío cambiar de profesión en el medio del océano?
Creo que las cosas no suceden por casualidad. Mudarme a Punta del Este me permitió disfrutar de otras cosas, que en Buenos Aires me costaban más. Tuve mayor contacto con la naturaleza, en un entorno más tranquilo; además pude encontrarme con mi ser espiritual. Y eso recién sucedió en Uruguay. Es que sentí un cambio en mi estilo de vida, no sólo en la comida, sino también en lo social y en lo profesional. Me gusta y disfruto cuando ayudo a la gente, ya sea desde el libro, con las charlas, las viandas que preparo y la columna que tengo en un programa de televisión uruguaya.
¿Qué dijeron tu marido y tus tres hijos cuando les anunciaste tu idea de mudarse a Uruguay?
Fue difícil porque la mudanza la hicimos en plena adolescencia de mis hijos. Al principio, fui yo la que tuvo que sostener a la familia, cuando siempre es el hombre el que toma el timón. Empezamos de cero. Mi marido ahora está feliz porque me ve bien a mí. Recuerdo que le dijo a un amigo: “Si mis hijos están contentos, si mi mujer está contenta y tengo fútbol, yo soy feliz”.
Hay una expresión en tu libro: “Si podés cambiar tu pensamiento, podés cambiar tu destino”. Suena a frase hecha...
El destino lo arma uno mismo. La vida te da constantes momentos en los que tenés que tomar decisiones; ir por acá o por allá. Creo que las personas no están predestinadas. Uno puede cambiar el rumbo.
Además del rol de coach y acompañante, ¿qué otra función tiene un “entrenador de la vida sana”?
Doy clases de cocina, escribo sobre el tema en distintos medios; preparo programas de desintoxicación con viandas que yo misma preparo. Junto con Denise Pessana creamos el emprendimiento “Elegí Bien-Estar”, en Punta del Este, donde ofrecemos diferentes opciones de comidas saludables: sin gluten, lácteos ni azúcar refinada.
¿Cuál fue el último desafío en tu nueva profesión?
Recién terminé un programa de verano con viandas para algunas mujeres que quieren bajar de peso. Las que siguieron mis indicaciones bajaron entre cuatro y cinco kilos en un mes.
Se deben haber privado de todas las cosas ricas...
Eso es un mito. Comer saludable no implica no darse gustos, es saber qué comer. Incluso, en las viandas agrego dulces para que no los extrañen.
Recién comienza el año y la gente pone expectativas. ¿En qué consisten las “intenciones saludables” para el año nuevo?
Muchas personas ponen la vara muy alta en los objetivos a cumplir. Hay que fijar una meta por mes, un objetivo posible. Es la manera de no frustrarse por cada cosa que no se logra.
Tus malas noticias terminaron siendo la oportunidad de tu vida.
Ante la adversidad es importante sacar algo positivo. Yo nunca había corrido y terminé haciendo los 42K de Nueva York.
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