Andina |
D’Janira Páucar, nutricionista de dicho programa, sostuvo que el consumo de omega 3 en el embarazo y la lactancia es fundamental para la formación y el desarrollo de las funciones cerebrales del feto y del bebé en sus primeras etapas de vida.
“La memoria, el aprendizaje o la concentración, la agudeza visual son algunas de ellas. Además, hace más fácil la recuperación de la madre después del parto”, afirmó.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO), el requerimiento de omega 3 para una mujer es en promedio de 1.1 gramos diarios; sin embargo, para una mujer en periodo de lactancia se recomienda ingerir no menos de 1.3 gramos de omega 3 diarios.
“A la semana este requerimiento de omega 3 para una mujer que da de lactar sumaría 9.1 gramos, lo cual se puede cubrir largamente si se consume este nutriente proveniente de los pescados azules, como caballa, bonito, jurel y anchoveta, cuatro veces a la semana”, explicó.
Precisó que por cada 100 gramos de anchoveta se obtienen 2.4 gramos de omega 3, en el caso del bonito aporta 2.1 gramos, la caballa 1.6 gramos y el jurel 1.3 gramos.
“Los ácidos grasos omega 3, compuesto por DHA y EPA, contribuyen a mejorar la formación del sistema nervioso central y refuerzan el sistema inmunitario de los niños protegiéndolos de enfermedades como la neumonía, el asma o la bronquitis”, dijo.
En el caso de la madre, el omega 3 le permite alcanzar un peso saludable, evitando problemas de sobrepeso y obesidad. También la ayuda a proteger su corazón y a controlar la presión arterial.
La lactancia materna es una práctica muy importante e insustituible durante los primeros seis meses de vida del bebé, pues, es en esta etapa cuando obtiene todos los nutrientes que necesita como base para un buen desarrollo físico e intelectual. Además, forma un vínculo afectivo importante entre la madre y el bebé.
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